Para aquel que roba, o pide prestado un libro y a su due?o no lo devuelve, que se le mude en sierpe la mano y lo desgarre. Que los gusanos de los libros le roan las entra?as como lo hace el remordimiento que nunca cesa

Se puede vivir sin leer, es cierto: pero tambi?n se puede vivir sin amar: el argumento hace aguas como una balsa capitaneada por ratas... S?lo quien ha estado enamorado sabe lo que el amor regala y quita: s?lo quien ha le?do sabe si la vida merece la pena de ser vivida sin la conciencia de aquellos hombres y mujeres que nos han escrito mil veces antes de que naci?ramos. Y que nadie se sonr?a ante estas l?neas. Por una vez, y sin que sirva de precedente, han sido escritas s?lo desde la emoci?n.

?A qu? se reduce, pues, el progreso? Progresa la ciencia, progresa la t?cnica. El hombre de nuestros d?as maneja t?cnicas cuyos fundamentos ignora, pero cuyos resultados aprovecha. La pseudo-doctrina del progreso diviniza el futuro y espera el advenimiento de un estado perfecto. En una ?poca que no se precisa, la historia universal de la humanidad habr? resuelto todos sus problemas. Lo que cuenta es el hombre futuro. Las generaciones presentes son simples eslabones sin ninguna finalidad propia. El presente se evapora en aras de un progresismo inocente y filisteo.