Si dos individuos est?n siempre de acuerdo en todo, puedo asegurar que uno de los dos piensa por ambos

Te sientes sola cuando sales con un chico, y haces el amor en su piso, y ?l se esfuerza por ser simp?tico y hacerte sentir bien, pero es como si todas sus atenciones se dirigiesen a tu cuerpo y no a tu mente (te hace el amor, te hace la cena) y sientes que cada minuto que pasas con ?l solo contribuye a que os cans?is un poco m?s el uno del otro, y cuando os separ?is finges que es doloroso, pero en realidad lo est?s deseando porque supone un alivio dejar de esforzarte por complacer al otro, y cuando llegas a casa tientes la impresi?n de que ?l ya no ha vuelto a pensar en ti desde que saliste de la suya, tienes la sensaci?n de que has salido de su vida para siempre, aunque sepas que al d?a siguiente te volver? a llamar y volver?s a tener sexo con ?l, pero esa noche, mientras te desnudas en silencio y te metes en la cama, est?s segura de que ?l no est? pensando en ti, que nadie piensa en ti, en realidad, y tambi?n est?s segura de que si descuelgas el tel?fono y llamas a tu madre, a tus hermanas o a alguna de tus pocas amigas, o lo llamas a ?l, cualquiera de ellos se sorprender? de ver tu n?mero y de o?r tu voz, y les llevar? unos segundos hacer un hueco para acomodar tu presencia en su mundo, porque solo eres algo ajeno que entra y sale a la escena de sus vidas, algo que no deja m?s huella que un tenue rastro de incomodidad. La soledad es algo dif?cil de explicar, y si no te has sentido as? jam?s, enhorabuena.

Tudo parecia organizado da melhor forma poss?vel, como se de fato o mundo constasse somente de palavras, como se assim o pr?prio horror fosse trazido para dimens?es seguras, como se para cada aspecto de uma coisa houvesse um reverso, para cada mal um bem, para cada dissabor um prazer, para cada infelicidade uma felicidade e para cada mentira um quinh?o de verdade.

Vivir es contradecirse. Equivocarse sin saberlo y saberlo luego. Mudar de piel, de estatura, de peinado, de criterio. Funciona en el plazo largo y en el vuelo corto, no hay forma de anticipar qu? viene ni de entender qu? pasa, cualquier intento de an?lisis es como cerrar una maleta sent?ndose en ella, cualquier pretensi?n de imparcialidad se frustra con la urgencia. La tentaci?n no es mentir: es concluir. Una pavesa inflamada cruza la estancia frente al ventanuco abierto, ?hace acaso falta m?s para confirmar el incendio? Para colgar al pir?mano. Para convertir en h?roe al bombero. Cae otra esquirla y ya son dos las marcas en el suelo, dos puntos para inventarse una recta que, al prolongarse, promete una meta segura en alg?n lugar del futuro. S?lo que cae otra esquirla. Fuera del patr?n so?ado. La recta ya no vale. Toca reimaginar el cuento".