Si dos individuos est?n siempre de acuerdo en todo, puedo asegurar que uno de los dos piensa por ambos

Te sientes sola cuando sales con un chico, y haces el amor en su piso, y ?l se esfuerza por ser simp?tico y hacerte sentir bien, pero es como si todas sus atenciones se dirigiesen a tu cuerpo y no a tu mente (te hace el amor, te hace la cena) y sientes que cada minuto que pasas con ?l solo contribuye a que os cans?is un poco m?s el uno del otro, y cuando os separ?is finges que es doloroso, pero en realidad lo est?s deseando porque supone un alivio dejar de esforzarte por complacer al otro, y cuando llegas a casa tientes la impresi?n de que ?l ya no ha vuelto a pensar en ti desde que saliste de la suya, tienes la sensaci?n de que has salido de su vida para siempre, aunque sepas que al d?a siguiente te volver? a llamar y volver?s a tener sexo con ?l, pero esa noche, mientras te desnudas en silencio y te metes en la cama, est?s segura de que ?l no est? pensando en ti, que nadie piensa en ti, en realidad, y tambi?n est?s segura de que si descuelgas el tel?fono y llamas a tu madre, a tus hermanas o a alguna de tus pocas amigas, o lo llamas a ?l, cualquiera de ellos se sorprender? de ver tu n?mero y de o?r tu voz, y les llevar? unos segundos hacer un hueco para acomodar tu presencia en su mundo, porque solo eres algo ajeno que entra y sale a la escena de sus vidas, algo que no deja m?s huella que un tenue rastro de incomodidad. La soledad es algo dif?cil de explicar, y si no te has sentido as? jam?s, enhorabuena.

Al margen del par?ntesis en el pulso constante que manten?amos desde que nos hab?amos conocido, yo cre?a seguir teniendo claro lo que me conven?a. Hubiera firmado en ese mismo instante por una aventura de una noche con alg?n tipo guapo y amable, algo que devolviera mi coraz?n a la vida, que me mostrara que los para siempre no existen pero los aqu? y ahora no est?n tan mal. Porque seguir esperando el amor perfecto me resultaba pueril y ya hab?a descubierto que la ingenuidad solo se traduce en dolor y heridas que nunca terminan de cicatrizar.

La luz del pasillo iluminaba d?bilmente mi rostro que se reflejaba de modo fantasmal en el cristal de la ventanilla y me hac?a recordar el que tuve en la infancia, el que naufrag? para siempre en la despedida, como si aquel ni?o se hallara agazapado en alg?n lugar de mi interior esperando un descuido m?o para emerger de nuevo en las aguas fangosas del pasado con su sonrisa feliz y sus ojos brillantes.

La rutina no est? tanto en las cosas como en nuestra incapacidad para crear a cada momento un v?nculo original con ellas, en nuestra tendencia a leerlas por la falsilla de lo rutinario, de lo ya aprendido. Hay que seguir dejando siempre abierta la puerta al cuarto de jugar.

Los pensamientos que acuden a mi mente cuando corro se parecen a las nubes del cielo. Nubes de diversas formas y tama?os. Nubes que vienen y se van. Pero el cielo siempre es el cielo. Las nubes son s?lo meras invitadas. Algo que pasa de largo y se dispersa. Y s?lo queda el cielo. El cielo es algo que, al tiempo que existe, no existe. Algo material y a la vez, inmaterial. Y a nosotros no nos queda sino aceptar ka existencia de ese inmenso recipiente tal cual es e intentar ir asimil?ndolo.